martes, 23 de noviembre de 2010

Acompañar una película: receta casera


Alguna vez, tras acompañar una película y descubrir que no empleo partitura, un espectador se me ha acercado a preguntarme: “pero ¿cómo puede ser que te sepas de memoria toda la música?”
Evidentemente, eso no es así.
Uno (yo) no se “aprende” una banda sonora para acompañar una película y la añade durante la proyección.  Eso no sería divertido.
El asunto es un poco más largo, minucioso y, para colmo, simple.




Una vez que has decidido qué película vas a trabajar, resulta de mucha utilidad una corta temporada de búsqueda de información.
 Aunque parezca retrasar la parte más divertida que es añadirle la música, este momento es de vital importancia. Aquí aparecen puntos de vista distintos, material insólito y datos de lo más variopinto que, en definitiva, ayudan a enriquecer la lectura que tú vas a hacer de una obra ya terminada.
Mientras busco, comienzo a ver la película sin sonido, para que la banda sonora que viene ya aplicada no determine mi creatividad.
A la vez que veo la película, voy describiendo por escrito la acción de la misma como si se la estuviera contando a alguien. Esto va a ser la base del futuro guión que elaboraré con las melodías y que será de gran utilidad para volverlas a remontar cuando pase el tiempo. (Podéis ver en muchas de las películas que hay en este blog el guión al que me refiero) En esta fase ya te vas dando cuenta de lo que buscas musicalmente: si ha de aparecer una música dramática, un chiste o una melodía infantil.
Esa búsqueda puede suponer un buen problema.
Recuerdo que, cuando estaba elaborando “Las tres luces”, de Fritz Lang, no conseguía encontrar ninguna melodía que me pareciera adecuada para la historia de la pareja…hasta que escuché a mi hijo con el tema de amor de “El increíble Hulk”.
 Estoy de acuerdo en que poner en la misma frase   Hulk”  y “Fritz Lang” resulta sorprendente, pero a mí me sirvió.
 Podéis ver el resultado en el trailer de “Las tres luces”. La imaginación es el límite.

Otras veces esa unión melodía-imagen resulta más natural y acude inmediatamente al ver las imágenes. Es lo que ocurre, por ejemplo con el tema de “El último”, que inmediatamente me sugirió el “wiegala” de Ilse Weber, el de “La aldea maldita”, que me llevó a una de las diez melodías vascas, de Jesús Guridi, o la popular canción infantil “The whistler and his dog” de “El navegante”.
De cualquier manera, las melodías clásicas y las canciones tradicionales escocesas o irlandesas, suponen una base de datos estupenda a la hora de buscar temas para caracterizar personajes.
Una vez vista y descrita la película, comienza la parte musical propiamente dicha.
Afortunadamente, la informática musical nos proporciona una ayuda inestimable, así que con un equipo básico como el que yo empleo ( el que veis en la foto) compuesto por un teclado, un ordenador con un secuenciador, un editor de vídeo y un interface MIDI se puede trabajar cómodamente y conseguir resultados más que satisfactorios.





Por suerte, puesto que la experiencia es un grado, toda mi vida laboral la he dedicado a acompañar movimiento en las clases de Danza. De esta manera no me resulta demasiado complicado hacer lo mismo con las imágenes que se suceden en la pantalla.
Eso es lo que he querido conseguir con la escena del paseo por el páramo de “Amanecer”, de F.W.Murnau.
En el acompañamiento de la película, la música intenta sincronizarse al máximo con la irregular cadencia de los pasos del protagonista. De este modo se produce un acercamiento mayor del espectador a la acción, puesto que no sólo ve  la duda y el remordimiento del personaje, sino que también la oye, inducido por la música.
Esta es la melodía que empleo


Cuando toda la película tiene la música que le has adjudicado, es el momento de completar el guión inicial con las melodías que has aplicado a personajes o momentos importantes de la misma. De este modo, si has de remontarla al cabo del tiempo, sólo tienes que consultar ese guión para comenzar a recordar.
Después de esto, sólo queda abrir el editor de vídeo, unir el archivo de imagen al de sonido y editar un DVD con el resultado.

Un poquito de perejil y servir calentito.
Lo dicho: largo, pero fácil de hacer.